Fue un arma de fuego utilizada por la infantería europea del siglo XV al siglo XVII y su uso fue extendido por la infantería europea intercalando a los arcabuceros entre los piqueros.
Esta arma aunque tenia poco alcance (unos 50 mts) el impacto de sus proyectiles era letal y desplazó rapidamente a la ballesta.
Los arcabuces no tenían calibres homogeneos, de forma que los armeros
construían para cada serie de armas que hacían moldes específicos para
el calibre de cada una y cada arcabucero tenía que fundir plomo para
hacerse sus propias balas que no podían emplear los demás. También se
fabricaban unos recipientes que contenían la carga adecuada de pólvora y
que los arcabuceros llevaban colgados en una bandolera. Al vaciarlos en
combate se veían obligados a tomar pólvora directamente del frasco de
reserva que llevaban y tenían que calcular a ojo la carga, provocando a
veces que la bala saliera sin fuerza y otras hasta la explosión del
arma.
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