martes, 1 de agosto de 2017

Captura de Atahualpa

En Diciembre de 1531 partió de Panamá una expedición encabezada por Francisco Pizarro. Atahualpa acababa de resultar victorioso en una larga guerra civil por la sucesión al trono contra su medio hermano Huáscar. Durante el viaje de la expedición española, Atahualpa envió varios mensajeros con regalos para los españoles, algunos de ellos de oro, lo que aumentó las esperanzas de Pizarro de hallar grandes tesoros.






















Francisco Pizarro tenía intenciones de invitar a cenar a Atahualpa en Cajamarca, asi que envió a Hernando de Soto con la mision de convencerlo de manera pacifica. Asi partió Hernando de Soto hacia Pultumarca acompañado de veinte jinetes. Francisco Pizarro temió que sufrieran una emboscada asi que envió a su hermano Hernando Pizzarro a su alcance con veinte hombres más.
Tras una larga conversación los españoles convencieron a Atahualpa de ir a Cajamarca, asi que el 16 de noviembre de 1532, se movilizaron miles de sirvientes y soldados de su guardia.

El Inca, cargado en andas, se condujo hasta el centro de la plaza, donde ordenó a sus portadores que se detuvieran. Se sorprendió al no ver a ningún español y preguntó a su espía Ciquinchara dónde estaban todos ellos. Algunos de sus capitanes le respondieron que los españoles estaban escondidos de miedo. De pronto, avanzó hacia Atahualpa un hombre barbado y vestido con un hábito blanquinegro: era el fraile Vicente de Valverde, acompañado de un intérprete indígena. Fray Vicente Valverde, le solicitó a Atahualpa convertirse en vasallo del rey de España y que aceptara el cristianismo. Atahualpa miro con curiosidad el breviario de Fray Vicente (libro con las lecturas biblicas de todo el año). El cura le explicó que allí se encontraba el designio divino de su religión y que de allí salía la palabra de Dios. Atahualpa cogió el libro, lo revisó y se lo acercó al oído, indignándose porque no oía nada ni sentía que ese objeto fuera así de poderoso, por lo que lo lanzó muy lejos con furia, gritando que él no se sometería ante nadie por ser el hijo del sol, y que no conocía la religión de la que el cura le hablaba; asimismo exigió que los españoles pagaran por los desmanes que habían cometido desde su llegada a suelo de su reino. Inmediatamente los españoles atacaron a las personas del lugar. El factor sorpresa de los conquistadores españoles comandados por Francisco Pizarro fue contundente, lo que determinó el pánico del séquito indígena, que capturado el inca, percibió el interés de los españoles por los metales preciosos y ofreció un cuarto lleno de oro y dos de plata a cambio de su libertad, el rescate fue aceptado por los conquistadores, pero no liberaron al inca.

En julio de 1533 tras ser bautizado voluntariamente el inca Atahualpa fue ajusticiado con la pena del garrote o asfixia bajo los cargos de idolatría, incesto, poligamia, fratricidio y traición a España.

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